viernes, 23 de noviembre de 2012

Entrevista Inés Martínez y Antonio Vicente, pedáneos de Derramador y Algorós (Elche)



     “Lo que más necesitan las pedanías es gente que se involucre”


La población del campo de Elche aumenta pero es poco colaboradora


 Derramador es una pequeña  pedanía al sur de Elche donde desemboca el rio Vinalopó. Cuenta con  455 habitantes y limita por el norte con Algorós, con una población de 641 habitantes y sin núcleo urbano. Estas pedanías tienen en común su dedicación íntegra a la agricultura que sus alcaldes tratan de difundir y conservar. Inés Martínez Mas (Elche, 1963) y Antonio Vicente Martínez  son alcaldes pedáneos del lugar donde residen, Derramador y Algorós respectivamente.

Pregunta: ¿Cómo es el día a día en las pedanías?
Antonio: Al ser pedanías de ámbito rural, gran parte del día la gente está trabajando mayoritariamente en las labores del campo. Hay algunas empresas que ofrecen otros servicios también por la zona, pero a lo que más se dedican aquí es a la agricultura.
Inés: Opino lo mismo. El día a día, en lo referente a la gente del campo, en general se dedica a trabajar las tierras, invernaderos y  los cultivos que tienen, excepto algunas mujeres que se dedican a las labores de la casa.
P: Entonces aquí la rutina es el campo.
A: Sí, aunque hay gente también que vive en el campo y está trabajando en fábricas o alguna otra empresa y se desplazan a los polígonos.
P: Pero, ¿el trabajo en el campo no se está perdiendo?
A: Se estaba perdiendo pero debido a  los años tan malos que llevamos y a esta crisis, hay mucha gente que está volviendo al campo. O la gente joven con los padres o los mayores les están ayudando y están aprendiendo ahora otra vez la labor del campo porque es desde donde empieza todo y quizá sea la única cosa viable hoy en día. No es que sea mucho  pero por lo menos lo estás trabajando y te da algo para mantenerte y para vivir.
P: Entonces, la gente joven que se había ido, ¿vuelve otra vez al campo?
A: Se están volviendo, porque hay gente que trabajaba en fábricas como las de zapatos y se han ido al paro. Se terminan las subvenciones y tienen que recuperar el dinero de algún sitio y la opción más fácil es el campo.
I: Hay gente como, por ejemplo, los albañiles, que estaban en la construcción que también ahora se dedican al cultivo. Conozco gente que trabajaban como escayolistas o albañiles y ahora se dedican a la agricultura. Este oficio se convierte para ellos en una vía de escape, por algún lado tienen que intentar sacar algo para comer.
P: ¿Qué es lo que más se suele cultivar?
I: En esta zona hay patatas, alcachofas, brócoli,… hay de todo. Cada cosa en su temporada. Granados, olivos… es más o menos un seguimiento de un cultivo detrás de otro según la época.
P: ¿El sustento de estas pedanías es la agricultura?
I: No es el sustento principal, pero es verdad que el campo a lo mejor en unas partidas más que en otras sí supone el sustento principal. En esta zona sí que hay gente que se dedica plenamente a eso.
P: También hay gente que reside en las pedanías pero trabaja en Elche.
I: Claro, hay gente que trabaja en fábricas o cualquier otro comercio en polígonos o en la ciudad, y tienen sus tierras propias o de sus padres y los fines de semana vienen y lo van manteniendo.
P: ¿Hay centro de salud en estas pedanías?
A: No
P: ¿El hospital de Elche o al que suelan acudir está muy lejos?
I: Normalmente nosotros vamos al centro de salud del Pla, pero has de tener vehículo propio para poder ir al médico de cabecera o al hospital. Aquí, en una ocasión hace mucho tiempo, en el colegio de Derramador solía venir un practicante para que la gente se pasara pero eso ya tampoco se hace desde hace mucho.
P: Y si el vehículo propio no es una opción, ¿cómo está el tema del transporte público?
A: Autobús hay. Lo que pasa es que muchas veces también quisiéramos tenerlo a cierta hora y en nuestra puerta cuando te hace falta el transporte pero eso es algo inviable. Conforme tenemos aquí, en esta zona, el autobús pasa cuatro veces al día. No es algo que sea factible que esté el autobús dando vueltas para cuatro personas, bastante es que se mantiene. Cuando más gente viene aquí es en el primer viaje de la mañana que vienen y se van a trabajar, y el último de vuelta a casa.
P: ¿Hay centro social en las pedanías?
I: El colegio de Derramador se puede considerar como tal ya que hay una asociación de amas de casa.
A: En Algorós tenemos el centro cívico que lo estamos usando la comisión de fiestas para hacer reuniones. Tenemos lo que son las antiguas escuelas, es lo que usamos como centro social.
P: Entonces, ¿qué es lo que le falta a las pedanías?
A: Creo que lo que más les falta a casi todas las pedanías es que haya gente que se implique para hacer cosas porque aquí, igual que en todas, somos cuatro los que estamos implicados en todo lo que hay ya sea asociación de vecinos, fiestas o cualquier cosa. Casi siempre somos los mismos. Siendo tan poca gente, en un par de ocasiones puedes acudir pero no más porque tienes  tus cosas y que dejar de lado la pedanía.
P: Este grupo de personas implicadas, ¿han conseguido algo?
A: Sí se han conseguido cosas. Como alcaldes pedáneos, la mayoría de las veces lo que se quiere conseguir tiene que pasar por nuestras manos para ir al ayuntamiento o acompañar a la gente en las peticiones… pero si que se han conseguido cosas.
P: ¿Como por ejemplo?
A: Yo puedo hablar de bastante porque he estado también en la anterior alcaldía. Hubo unos años que se hacían los presupuestos participativos, unas partidas de dinero que se preparaban para hacer las cosas prioritarias que las pedanías pedían. Hubo un tiempo que, en Algorós, se invirtieron unos 60.000 euros arreglando un cruce de caminos que ha quedado muy bien. Se han conseguido utilizar el colegio como centro social.
Aquí en Derramador, lo sé también como Inés, porque estuve en toda aquella “movida” y donde está el colegio se ha conseguido una pequeña pista de fútbol y baloncesto. Una pista para el deporte y un techado para ésta junto al colegio. Se han ido consiguiendo cosas.
I: Siempre quedan los vecinos que llaman y  te piden que arreglen caminos. Van pidiendo cosas que ellos  ven aunque no estés pendiente de toda la partida en general y no veas los defectos o donde hay algún problema. Los vecinos te llaman para ver si puedes conseguir ciertas cosas. Nosotros intentamos lidiar un poco para que se pueda solucionar.
P: ¿La gente de aquí entre ellos se suele conocer?
I:
A: Sí, prácticamente nos conocemos todos. En el Derramador se conocen casi todos. Yo en particular, lo que es en la pedanía de Algorós,  estoy en casi la frontera, pero en  la zona norte de la pedanía, hay mucha gente que no conozco porque están integrados casi dentro del casco urbano. Sales de Elche al coger la Carretera del León y eso ya es Algorós. Luego te vas a las Carmelitas de Matola y también  es Algorós. Allá en esa zona más al rincón uno no lo tiene todo tan conocido. En las elecciones, por ejemplo, en el colegio electoral de aquí, cuando vienen por la mañana a montar las mesas algunos me preguntan quien soy.
P: ¿Cómo está el tema de la seguridad en el campo?- Los dos ríen.
I: La seguridad en el campo no se puede decir que sea malísima pero si se ha quejado gente de muchos robos. Está claro que la policía no puede estar detrás de todo el mundo pero a lo mejor  harían falta que pasaran más para que la gente vea que están ahí. No tengo muchas quejas, en algún caso si me han dicho que han intentado robar pero no con violencia ni estando la gente dentro.
A: La seguridad en el campo es igual que en cualquier lado.
P: Sí, aquí la gente dice que es tranquilo pero no acaban de fiarse.
A: El campo es tranquilo pero si estás en casa por la noche y te aparecen dos o tres individuos,  no tienes la misma tranquilidad de la ciudad. Allí si abres la puerta y gritas te oyen, aquí a lo mejor no.
P: Siempre existe ese miedo.
I: Sí, hay gente que se ha ido del campo a Elche por el miedo.
A: Antiguamente el campo estaba más poblado y tampoco había la inseguridad que hay hoy.
P: En estas pedanías ¿no se abren comercios nuevos?
A: Abrir un comercio hoy está complicado porque para cualquier nave, sino estás en un polígono no te lo dan de alta ni nada.
I: Hay pedanías donde hay más comercio como en la Hoya, pero aquí que es zona más rural, un comercio no triunfaría. Hay dos o tres bares, algún restaurante y una tienda.
P: ¿Cuál es la edad media de la gente que reside en estas pedanías?
A: Creo que hay una edad media entre 50 y 70 años. Hay gente joven porque están viviendo con los padres pero hay una edad media en que los hijos ya se han ido del campo. Hoy precisamente ha salido una estadística sobre el envejecimiento rápido de la población. Debido a la crisis y esas cosas la gente no quiere tener hijos y cada vez la gente se hace más mayor, hay menos nacimientos.
P: ¿Cree que el cultivo se puede llegar a perder?
I: Si todo mejora y viene la época buena y la gente joven encuentra su futuro en algo mejor, posiblemente la agricultura se vuelva a quedar estancada. Pero no creo que se pierda del todo, hay gente joven que de verdad le gusta el campo y tienen sus invernaderos muy modernos. No creo que llegue a perderse la agricultura.
A: Hoy en día, en esta zona, tenemos la suerte de la modernización del regadío, que ahora ya para regar las plantas no hace falta ni que estés ahí. Es un adelanto muy bueno y hay gente que está aprovechando esas circunstancias ya que trabajar en el campo no es lo mismo que antes. Yo pienso que el perderse lo que es el cultivo tradicional del campo es muy difícil. Hoy no somos muchos los que trabajamos en el campo, ira pasando el tiempo, uno lo ira dejando y otro vendrá, pero perderse no se perderá.
P: ¿Alguna anécdota ocurrida en las pedanías?
A: Antiguamente si que habían rivalidades entre las pedanías, del rio hacia aquí eran todos de Matola, y del rio hacia allá de La Foia.
I: Las demás pedanías no existían.
A: Antes se juntaban las pandillas de jóvenes  a pelearse y tirarse pedradas los unos a los otros. Eso era lo que había entonces. Hoy todos vamos juntos, es otra forma de vida.




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